Capricho, destino, naipes al azar,
barajamos cartas y nació mi hogar
en tierra morena, más allá del mar,
donde hay mil misterios, donde nunca hay paz.
El cobre, el uranio estaban ahí
y golpe tras golpe, cincel y clavel,
en viejos rituales yo volví a nacer,
me abracé a la luna, me dejó crecer
Llegar a la selva y escuchar Tam Tam
La luna, la magia bailan sin parar.
¡Que noches eternas de cara a un altar!
¡Suenan los tambores, llaman a la paz!
Un viejo recuerdo hoy alza la voz
Un río, el Lualaba, mi gran ilusión
¡Aún bailo en tus brazos sin decir adiós!
¡Aún sueño en tus ojos y tiemblo de amor!
Veo atardecer en plena quietud,
la Jacaranda floreció otra vez,
junto a buganvillas e hibiscos en flor
trazo mi camino en la ruta del sol.
Tengo el alma plena de selva y estrellas,
de grandes silencios, de paz interior,
de amores intensos, de imán y de flor,
de amores profundos, de lluvia y calor.
El viejo tambor cesó su canción,
los grillos de entonces vendieron su voz,
cambiaron las noches, un rayo escapó
y hasta mi cabello cambió de color
© Edmée Cobo Giancáspero
Kolwezi 1983
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