¡Arde madera, arde!
Champagne rosada, cruz y sol en mi piel.
Dejo caer el alma y la vuelvo a coger,
para brindar y poner banderas
por amar doblemente con pecado al ausente.
¡Candelabros de plata! ¡Velas rojas de miel!
Los golpes de la vida temblaron en mi puerto
No me hicieron más fuerte, pero si más valiente.
La guerrera, la espada, la mujer en mi vientre
La que entiende de ausencias, la que llora por verte.
Negro oscuro presente y no es por mi muerte.
El volcán siempre estuvo al fuego condenado
por la eternidad, por noche, por día,
como los tambores en mi corazón,
que suenan, que rugen, que llaman a Dios.
Perdóname Señor, perdona mis pecados.
Bendita la vida, bendito el amor,
Bendita la sangre que pide perdón.
Bendita la rosa, bendito el clavel.
Aún la tierra gira por la gracia de Dios
Aún no es primavera y estamos en flor.
Aún no amanece y te invoco Señor
Edmée Cobo Giancáspero