Tu mirada
fue una flecha, un huracán, un remolino.
El goce de ir por el amante, con los ojos
clavados en la carne, desordenando
el alma, la piel y los sentidos,
desde el fondo de ti, a mi centro, a mi orgullo y precipicio,
Fue un cometa cruzando mis caderas,
fue un avión sin freno en pleno vuelo,
fue una luz, un viaje, un pasaportefue un avión sin freno en pleno vuelo,
fue una flecha, un huracán, un remolino.
En la hora precisa del deseo,
entre lunas y planetas, entre copas
y fantasmas, algarabía, una noche
cuando llaman tinto al vino.
entre lunas y planetas, entre copas
y fantasmas, algarabía, una noche
cuando llaman tinto al vino.
Fue real,
fue tan precisa -tu mirada-
que dejó una cicatriz azul de vida,
un recuerdo, una risa, una cascada,
un saber, un sentir, una balada
que dejó una cicatriz azul de vida,
un recuerdo, una risa, una cascada,
un saber, un sentir, una balada
Si volviera a ese minuto, moriría,
si la historia la contara en otro día,
no podría darle curso, es innata fantasía,
es locura sumada a la alegría.
si la historia la contara en otro día,
no podría darle curso, es innata fantasía,
es locura sumada a la alegría.
El goce de ir por el amante, con los ojos
clavados en la carne, desordenando
el alma, la piel y los sentidos,
desde el fondo de ti, a mi centro, a mi orgullo y precipicio,
Que obstinado recuerdo, -implacable-
Cacería valiente a la caza de un lobo.
En lo íntimo y propio, al valiente guerrero
lo disfruto, lo quiero, arde enero, arde fuego.
© Edmée Cobo Giancáspero
La foto en Lubumbashi, Zaire, 1991
Hermoso, gracias
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