En esos buenos momentos,
cuando la calle era larga,
cuando la puerta era ancha
y mi padre me decía
"cuídate del mal de amores"
las rosas tienen espinas,
hay piedras en el camino
y tiembla en la tierra tiembla
cuando menos tú lo esperas.
Y me sorprendió la vida
con cisnes de cuello negro
llegando cada mañana,
abriendo cercas y puertas,
quebrando una pena extraña,
dejando correr la luna,
dejando correr el agua, llorando
por las estrellas
que dejé en tierras lejanas.
llegando cada mañana,
abriendo cercas y puertas,
quebrando una pena extraña,
dejando correr la luna,
dejando correr el agua, llorando
por las estrellas
que dejé en tierras lejanas.
En mi canto siempre hubo
un rosario y un clavel
y en el alma cien tambores
con su ritmo y su tam tam,
con la magia de un chamán,
con violetas de otras lunas,
con su ritmo y su tam tam,
con la magia de un chamán,
con violetas de otras lunas,
con lluvias, rayos y soles
y un corazón extranjero
que lo traigo de otro suelo.
Y la vida me dio frutos
y un corazón extranjero
que lo traigo de otro suelo.
dulces, salados y amargos
con fantasmas vivos-muertos,
con tejidos a croché
y
nardos en las esquinas
donde un día te encontré
Flecha que cruzas el cielo,
detente en el corazón.
Agua bendita en mis sienes,
un mirlo me dice adiós
y
noviembre aun intacto
con la lluvia en mi café.
Extranjeros fueron tus pies,
ResponderBorrarhoy pisan tu tierra fértil,
ahí florecen tus recuerdos
junto con tus violetas
y màs que mal de amores
en ti son bendiciones.